En uno de sus viajes (Adriano es conocido en la historia como "el emperador viajero"), el emperador quedó impresionado por el bello adolescente, Antinoo, un joven lampiño, con cabellera rubia y con bucles, largas pestañas y aire melancólico. Adriano, que rozaba la cincuentena, se enamoró de él. No se separaron ni un sólo instante, Antínoo procedía de orígenes humildes, no era muy culto, pero le encantaba untar de aceite perfumado a Adriano, y era dócil y amoroso. Le acompañaba en todos sus viajes, hasta que, el 30 de octubre de 130, Antinoo se suicida ahogándose en el Nilo, a los 19 años de edad. Hay varias opiniones: algunos afirman que se sacrificó a si mismo por Adriano, otros que fue asesinado por su belleza y sensualidad. Lo más aceptable es lo primero.
Adriano se hundió de pena, y fue la mofa del Imperio por sus exageradas muestras de dolor, por la deificación de Antinoo, por las incontables estatuas del bello adolescente que mandó esculpir y por las ciudades que ordenó proyectar y rebautizar en su honor (una de ellas, Antinoopolis, se fundó en el lugar donde falleció). El carácter de Adriano dio un giro radical: se agudizaron su cinismo e intransigencia. Contaba ya 60 años, estaba enfermo y había perdido el ímpetu de antaño para su trabajo. Adriano . Sus últimos días transcurrieron entre lamentos, tanto por los fuertes dolores que le aquejaban como por la frustración de no encontrar quien le administrara una dosis de veneno o una estocada letal. Murió el 10 de julio de 138, en la bahía de Nápoles, a los 60 años.
Adriano se hundió de pena, y fue la mofa del Imperio por sus exageradas muestras de dolor, por la deificación de Antinoo, por las incontables estatuas del bello adolescente que mandó esculpir y por las ciudades que ordenó proyectar y rebautizar en su honor (una de ellas, Antinoopolis, se fundó en el lugar donde falleció). El carácter de Adriano dio un giro radical: se agudizaron su cinismo e intransigencia. Contaba ya 60 años, estaba enfermo y había perdido el ímpetu de antaño para su trabajo. Adriano . Sus últimos días transcurrieron entre lamentos, tanto por los fuertes dolores que le aquejaban como por la frustración de no encontrar quien le administrara una dosis de veneno o una estocada letal. Murió el 10 de julio de 138, en la bahía de Nápoles, a los 60 años.