Elizabeth Taylor y Richard Burton se conocieron en la filmación de Cleopatra en 1963, donde obviamente Elizabeth era la hermosa protagonista y Richard era el guapo actor británico que haría el papel de Marco Antonio. Para ese entonces los dos estaban casados. Ambos eran volubles, caprichosos, derrochadores, y se entregaron al otro con una carnalidad, que dejó perplejo al mismísimo Mankiewicz durante el rodaje de Cleopatra. Se divorciaron de sus respectivas parejas y se casaron por primera vez en 1964. Diez años después se divorciarían, pero al año siguiente vuelven a estar en las portadas de la prensa, al anunciar que se vuelven a casar. El amor esta vez les duró poco, ya que al año siguiente se separaron (constantes discusiones y problemas con el alcohol). Su relación fue apasionada y tormentosa. Se insultaban y hacían el amor hasta caer sobre sus propias fuerzas, se embriagaban de alcohol hasta olvidarse del mundo y eran capaces de empezar de nuevo otra vez. No soportaban estar juntos y cuando se separaban, el mundo era el espacio mas amargo de sus existencias.
Liz se casó con un senador llamado Warner. En medio de una fiesta que celebraban, apareció Richard Burton, ebrio y ciego de rabia, y le ordenó a la Taylor que se fuera con él aquella noche ya que él era el único que podía satisfacerla. Ella recogió sus cosas, se acercó a su marido y se excusó con un simple pero demoledor: "Tengo que irme, me necesita". Ella volvió al día siguiente, evidentemente bien satisfecha. Su matrimonio con Wagner fue muy infeliz, llevándola al alcoholismo. Más tarde se divorciarían. Se dice que Burton, a pesar de volverse a casar y Liz en brazos de otros maridos, no coordinaba sus sentimientos, olvidaba los guiones, los manchaba de burbon y caía desfallecido.
Liz se casó con un senador llamado Warner. En medio de una fiesta que celebraban, apareció Richard Burton, ebrio y ciego de rabia, y le ordenó a la Taylor que se fuera con él aquella noche ya que él era el único que podía satisfacerla. Ella recogió sus cosas, se acercó a su marido y se excusó con un simple pero demoledor: "Tengo que irme, me necesita". Ella volvió al día siguiente, evidentemente bien satisfecha. Su matrimonio con Wagner fue muy infeliz, llevándola al alcoholismo. Más tarde se divorciarían. Se dice que Burton, a pesar de volverse a casar y Liz en brazos de otros maridos, no coordinaba sus sentimientos, olvidaba los guiones, los manchaba de burbon y caía desfallecido.
El actor murió en 1984, a los 59 años de edad en el hospital de Ginebra (Suiza), a consecuencia de una hemorragia cerebral. Liz Taylor, dijo que cuando fallezca, quiere ser enterrada al lado del hombre que mas amó, en Suiza, con los valles y montañas cubiertas de nieve.