No son justos aquellos que suponen a un Kafka siempre sufrido y en penumbras. El hombre tuvo sus momentos de alegría, risas, deseos y placer. Con no poca frecuencia practicaba natación, hacía gimnasia, remaba, trabajaba y tomaba sol desnudo en el jardín de su casa: el nudismo como filosofía de vida, al igual que la opción vegetariana en las comidas, era una de sus aficiones; de tanto en tanto, además, frecuentaba las tabernas de Praga, donde bebía y dialogaba con almas perdidas como la suya. Fue quizá para compensar los excesos (que incluían visitas reiteradas a los prostíbulos de la ciudad) que con el tiempo se hizo naturista. En un pie de página de los diarios compilados por su amigo Max Brod cuenta que Kafka siempre mostró interés por la terapia natural: “Siguió todas sus derivaciones: la comida cruda y vegetariana, el nudismo, la gimnasia y la antivacunación“.
Kafka se enamoró de Milena Jesenská. El amor del escritor por ella era el más grande y, por eso mismo, el más imposible. Kafka tenía treinta y seis años cuando conoció a Milena; ella tan sólo veinticuatro. Es Milena la que inicia la relación al ofrecerse, por carta, como traductora de su obra al checo (Kafka escribía en alemán). La misiva es respondida y la correspondencia crece. Alrededor de dos años duró la relación fraternal y amorosa entre ambos. Pero salvo unos pocos encuentros esporádicos en Viena, el vínculo se desarrolló básicamente por vía epistolar. Fue un amor reducido por la timidez de Frank, un montón de cartas a Milena y nada más, nunca le tocó ni un codo.
Kafka se enamoró de Milena Jesenská. El amor del escritor por ella era el más grande y, por eso mismo, el más imposible. Kafka tenía treinta y seis años cuando conoció a Milena; ella tan sólo veinticuatro. Es Milena la que inicia la relación al ofrecerse, por carta, como traductora de su obra al checo (Kafka escribía en alemán). La misiva es respondida y la correspondencia crece. Alrededor de dos años duró la relación fraternal y amorosa entre ambos. Pero salvo unos pocos encuentros esporádicos en Viena, el vínculo se desarrolló básicamente por vía epistolar. Fue un amor reducido por la timidez de Frank, un montón de cartas a Milena y nada más, nunca le tocó ni un codo.